miércoles, 30 de diciembre de 2009

In ictu oculi...

2009 nos deja. Apenas le quedan unas horas y 2010 irrumpirá en nuestras vidas en medio de uvas, risas, cava y besos llenos de deseos de paz, felicidad y amor. Supongo que, también habrá deseos menos confesables pero, no por eso menos ansiados. Bueno, cada uno que desee lo que quiera, si no hacen daño a nadie, ¿por qué no habrían de concederse?

Para mí, 2009 ha sido un año más, que no es poco. No ha sido ni mejor ni peor que los anteriores. Ha sido un año lleno de vida, de momentos estupendos y otros un poco menos. He tenido buena salud, el mismo dinero y mucho amor. Así que no puedo más que decir: ¡gracias 2009!

El 2010 llega imprevisible, que es como llega el futuro. Haré planes para mañana o pasado, incluso para más adelante, y, es posible que se cumplan, pero todo puede cambiar en un minuto, en un segundo. Quizás en diciembre de 2010 mire hacia atrás y todo habrá salido tal como lo planeé, o quizás no. Es la aventura de vivir. La vida es tan imprevisible que hay que vivirla al minuto, al segundo, y aprovecharla al máximo.

Por último, quiero agradecer a todos los seguidores del blog el estar ahí, leyendo, comentando, compartiendo, dando sentido a estas entradas más o menos inspiradas que he publicado en el año que se acaba.

Sólo desearos que vuestros deseos se cumplan, en el 2010, o en los que vengan después.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

"In ictu oculi" (en un abrir y cerrar de ojos)

lunes, 21 de diciembre de 2009

Un villancico llegado de lejos...

Hace años escuché una canción por casualidad en una tienda de regalos. Al preguntar al dependiente sobre la misma, me dijo que la cantante era Lorena Mckennitt y me enseñó la carátula del disco que la contenía. Me era totalmente desconocida, pero como la música me resultó tan bonita y emocionante, decidí investigar. Lorena Mckennitt resultó ser una famosa cantante canadiense de ascendencia escocesa e irlandesa, intérprete de arpa y piano y la canción era un villancico tradicional inglés llamado "God rest ye, merry gentlemen" (Que Dios os guarde, alegres caballeros). La versión que Mckennitt hacía del villancico se encuentra en un disco titulado "A winter garden" (Un jardín de invierno) y es una de las miles de versiones que se ha hecho del mismo desde hace siglos. La tradición cuenta que nació en el siglo XV y desde entonces se convirtió en uno de los villancicos más populares en lengua inglesa, hasta tal punto que Charles Dickens lo incluyó en su famoso "Cuento de Navidad".

La melodía me pareció muy bella, y, la letra lo es aún más. Es en sí una felicitación navideña de gran belleza. Así que este año, "God rest ye, merry gentlemen", es la felicitación navideña que he decidido ofreceros. Os dejo la traducción del mismo y dos enlaces, uno a la versión que escuché por primera vez, y el segundo una interpretación que hace una coral infantil también estupenda. Espero que os guste, y sobre todo, Feliz Navidad a todos...

Que Dios os guarde, alegres caballeros,
no dejad que nada os perturbe.
Recordad que Cristo, nuestro Salvador,
nació el día de Navidad
para salvarnos del poder del mal
cuando estuvimos en el camino equivocado.
¡Oh, noticias de bienestar y regocijo!
De Dios, nuestro Padre Celestial,
vino el ángel bendecido
y a unos pastores trajo noticias que en Belén
había nacido el llamado Hijo de Dios.
¡Oh, noticias de bienestar y regocijo!
No temed, dijo el ángel, no dejad que nada os asuste,
en este día nos ha nacido un Salvador
de la Virgen pura y brillante
para liberar del poder y el vigor del mal
a todos los que confían en Él.
¡Oh, noticias de bienestar y regocijo!
Y cuando llegaron a Belén
donde se encontraba nuestro Salvador
le encontraron en el pesebre
donde los bueyes se alimentaban de hierba.
Su madre María se arrodilló y al Señor le rezó.
Oh, noticias de bienestar y regocijo.
Que Dios os guarde, alegres caballeros,
no dejad que nada os perturbe.
Recordad que Cristo, nuestro Salvador,
nació el día de Navidad.




Hasta la próxima, suerte y navideñas bendiciones...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Copenhague o tú...


Estos días en Copenhague se está decidiendo parte del futuro de nuestro planeta. La cumbre reune a miles de personas expertas en medio ambiente. Allí reunidos los políticos, los ecologistas, miembros de ONGs de todos los símbolos y colores, periodistas... buscan acordar las medidas necesarias para que el planeta pueda continuar adelante mucho tiempo más. Sin embargo, las noticias que llegan desde la capital danesa no son muy esperanzadoras. La falta de acuerdo, las discusiones, las noticias manipuladas de las acciones de las organizaciones ecologistas enturbian una iniciativa en la que muchos tenían puestas sus esperanzas de que, al final, los humanos restituyeramos al planeta el daño que le hemos infligido en las últimas décadas.

De Copenhague debe salir un acuerdo que ponga las bases para que todos los países se comprometan a adoptar medidas que pongan fin a la agresión a la que tenemos sometida a la naturaleza y que está poniendo en gravísimo peligro la salud del planeta y de todas las especies que lo pueblan.

Sin embargo, parece que la cosa no va muy bien. Sin negar la importancia que tienen este tipo de acontecimientos creo que no hay que perder la esperanza. Parte de la recuperación del planeta pasa por que sus habitantes tomemos conciencia de que la tierra es como nuestro hogar. Nuestra casa la pintamos, la amueblamos, la limpiamos para que podamos vivir en ella toda nuestra vida, pues el planeta es igual, es nuestra casa común y por ello debemos mantenerla limpia y arreglada; debemos respetarla como si fuera nuestra cocina, nuestro dormitorio, nuestro salón. Es verdad que hay cosas que no dependen aparentemente de nosotros, pero si no podemos hacer nada, a lo que nunca debemos renunciar es a protestar y denunciar que la naturaleza o el medio ambiente están siendo dañados. Y la intensidad de nuestra protesta debería ser igual como si alguien viniera a nuestra casa y ensuciara nuestras paredes o nuestros muebles.

En fin, si al final, Copenangue resulta un fracaso, al menos que nos quede la acción individual y cercana, si los expertos no saben ponerse de acuerdo para salvar el planeta, pues vamos entre todos los que leemos este blog a hacer algo para que las próximas generaciones puedan disfutar del mismo. ¿Qué vas a hacer tú?

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 7 de diciembre de 2009

La punta de San Felipe en Cádiz...

La Punta de San Felipe de Cádiz es un lugar increíble donde se pueden contemplar unas vistas magníficas de la ciudad y de su bahía. La Punta de San Felipe y la punta que llaman "SATO" cierran el puerto de Cádiz. Para llegar hasta allí, hay que ir hasta la Plaza de Filipinas y tomar el camino a la izquierda antes de cruzar el arco de la muralla de San Carlos. Antes de llegar atravesaremos una zona de bares nocturnos, un paseo de palmeras con vistas a un bosque de contenedores por un lado y por el otro, al Golfo de Cádiz. Seguimos avanzando y, tras dejar atrás la estatua de Gades, alcanzamos la Punta en sí. La Punta de toda la vida. Antes el camino era menos transitable, ahora esto ha mejorado.

De pequeño mi padre me llevaba allí a ver los barcos entrar y salir del muelle, también me llevaba a pescar a las escaleras de acceso a los barcos atracados. No pescaba mucho, me interesaba más ver los barcos ir y venir. Desde aquellos años me gusta ir allí, de vez en cuando, para seguir disfrutando de sus vistas. Ahora soy yo el que llevo a mi hijo, no a pescar, sino a pasear y ver cómo los barcos siguen pasando, ahora menos, por delante en su ir y venir de otros puertos.

Poco ha cambiado esa parte de la ciudad desde que era un niño. Salvo que el firme se ha mejorado, el resto sigue igual, los pescadores intentando conseguir una buena pieza, el bar sirviendo sus famosos dobladillos de caballa y un edificio ruinoso que prometía ser la joya de la zona y que al final ha quedado para pintadas y suciedad. Verdaderamente una lástima.

A pesar del edificio, el lugar ofrece un privilegiado encuadre para disfrutar del mar y del aire fresco, y de la pesca al que le guste y sepa. A los que sois de fuera os invito a descubrirlo y disfrutarlo, bueno, seguro que también habrá algún gaditano que tampoco lo conoce.

Aunque ahora hace frío y el tiempo es menos apacible que los atardeceres y las noches de verano, el lugar sigue mereciendo la pena a cualquier hora del día, cualquier día del año.

La foto que os dejo es de hace muchos años, mucho antes de que yo la conociera, de cuando la Punta era verdaderamente una Punta en el mar.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.