martes, 31 de mayo de 2011

El videoclub de mi calle...


Nací en la calle Torre de Cádiz en una casa que ya no existe. La antigüedad, la dejadez de los vecinos y la casera, trajo la ruina al inmueble que terminó, hace unos años, desplomándose planta sobre planta. Para entonces, mi familia ya se había mudado a la calle Cruz Roja Española y allí viví hasta que treinta años después me mudé tras casarme. Varios años después, volví al barrio en el que me crié, aunque a un par de calles de distancia. No había cambiado sustancialmente, los mismos vecinos, los mismos edificios, los mismos arbolitos, los mismos negocios.

No ha sido nunca la calle Cruz Roja Española una calle comercial, sólo tres o cuatro negocios están instalados allí actualmente, dos de ellos son los veteranos. Uno es Electricidad Lora que está dirigido y atendido por la familia que le da nombre al negocio. Ha cambiado de local un par de veces pero siempre en la misma calle y así, año tras año, es el lugar donde propios y extraños compran todo lo relacionado con la electricidad del hogar. El otro es la peluquería de Manolo. Este negocio siempre ha estado ahí, junto al portal número 11 de la calle. Allí me pelé durante años. Manolo me peló antes de irme a la "mili" para que no me hicieran un estropicio en el cuartel y él me cortó el pelo para ir arreglado a mi boda. Manolo es un clásico de la calle y del barrio.

El último en llegar al barrio y quedarse ha sido el Videoclub Gilda. Este negocio es una apuesta personal de su dueño por acercar el cine al barrio. Hubo otro videoclub en el entorno pero, en ese caso, se alquilaban películas simplemente. En Gilda se ama al cine y eso se nota en el trato que el cliente recibe cuando entra por la puerta. En estos tiempos que corren en el que los negocios cierran por la crisis, Gilda se mantiene a flote por que hay una atención personalizada, por que cuando vas buscando una película, Ángel, su dueño, te cuenta y te recomienda lo que puede y no puede gustarte por que te conoce. Gilda se mantiene a flote por que Ángel cuida el negocio ideando semana tras semana, mes tras mes, fórmulas que atraen a los clientes con iniciativas creativas entorno al cine. En Navidad, promoción de películas infantiles y navideñas, cuando llegan los Goyas o los Oscars, nuevas promociones, bonos para fidelizar los alquileres... y muchas ideas más. Una de sus apuestas originales es que Gilda ofrece una muestra de cine clásico, en el que como no podría ser de otra forma, la película Gilda, que protagonizó Glenn Ford y la fabulosa Rita Hayworth, está incluida. Por supuesto, Gilda tiene su web, tiene su perfil en Facebook, y también su blog. Gilda lucha día tras días por seguir ahí. Desde aquí nuestro apoyo y nuestra enhorabuena por su apuesta por el cine y por el barrio. Os dejo su web para que conozcáis el amplio catálogo que ofrecen a todos los que por allí se acercan www.videoclubgilda.com

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.


martes, 10 de mayo de 2011

Mermeladas compulsivas...


No soy lo que se llama un "cocinitas" pero, de vez en cuando, me meto en la cocina y, con la ayuda, eso sí, de la "thermomix", hago algo de comer. A veces está bueno y a veces no lo está, pero como hay paladares para todos los gustos, pues... Un tiempo me dió por los bizcochos. Los hacía para merendar en casa, para desayunar en el trabajo, de naranja, de limón, de manzana, para celebrar un cumpleaños y para lo que fuera, daba igual, yo hacía bizcochos. Otro tiempo me dió por los patés. Paté de palitos de cangrejo, paté de atún, de jamón, de avíos del puchero... Sin embargo, ahora me ha dado por las mermeladas. Y como estoy en plena fiebre de la mermelada a toda costa, también mi blog tiene que probarlas. Mi amiga Leti dice que mi amiga Pili dice, cariñosamente, que hacer estas cosas es ser un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). A mí me da igual lo que digan, me han dicho ya tantas cosas que, ser un TOC si mis frutos son ricos y sabrosos, tampoco está tan mal.

Hasta la fecha, he hecho mermelada de pimiento rojo, de zanahoria, de tomate y de berenjena. He tuneado las recetas anteriores, y a la de pimiento rojo le añadí vermuth rojo, a la de berenjena le añadí nuez moscada y a la de zanahoria le he añadido jengibre y coñac. La hemos probado con queso, anchoas, bacon, jamón y la mezcla es interesante. Tengo que reconocer que ninguna receta es fruto de mi creatividad, salvo el "tuneo" de andar por casa, más bien fruto de búsquedas en "google" y de plagio en tiendas de "delicateses", pero mis amigos a los que regalo un bote dicen que todas están muy ricas, así que, aunque copiadas, superan la prueba. La próxima mermelada que se "avecina" es o de cebolla o de pepino. No tengo muy claro a qué sabrán (bueno seguro que a pepino o a cebolla), aunque quizás puede que, en este caso, sea a demonios ¡ya las probaremos!

En realidad, lo que más me gusta de estos pequeños manjares es, más que hacerlos, regalarlos: un bote para mi mujer y el resto para los amigos, sufridas víctimas de mis compulsiones. Hasta el momento, ninguno me ha demandado por envenenamiento casero, así que, lejos de abandonar, perseveraré en el arte de mezclar cualquier cosa con azúcar, un limón y una zanahoria. ¿Alguna sugerencia para próximas compulsiones?

Hasta la próxima, suerte y dulces bendiciones.

martes, 3 de mayo de 2011

Mayo y sus flores...


Mayo no ha hecho más que empezar y ya podemos ver y oler sus flores. Para unos serán rosas y margaritas, para otros crisantemos y cardos. ¡Quién sabe lo que nos traerá mayo con sus flores!

Por ahora, ya hemos olido la flor del día de la madre, del día del trabajo y sus 5 millones de parados, la de Bin Laden y su partida de este mundo, la de niños vestidos de Primera Comunión, de madres nerviosas y catequistas alteradas, de padres emocionados y de niños encantados.

Pero quedan más flores por venir, flores de volantes y ferias, flores de elecciones y sobresaltos, de exámenes y verbenas, de ganas de vacaciones y de más exámenes, flores de planes y de viajes...

¡Mayo y sus flores que no dejan a nadie impasible! En realidad es la última etapa antes del mes de las vacaciones ¡pobre mayo! tan lleno de flores y de reacciones tan "alérgicas", ¡pobre mayo! que lo queremos disfrutar y que luego se nos hace tan largo, ¡pobre mayo!

En el jarrón que somos cada uno de nosotros pondremos nuestras flores y otros también vendrán a poner las suyas, al final, hasta puede que quede bonito.

Hasta la próxima, suerte y floridas bendiciones...