Aún no han dado las campanadas que dan la bienvenida al nuevo año pero yo ya os deseo un feliz año 2009. Es mejor empezar a desear el año nuevo antes de que termine el viejo pues, cuando el año nuevo tome posesión del tiempo, nos acostumbraremos a vivir instalados en él y se nos olvidará poco a poco desearnos felicidad y amor.
Algo igual nos pasa con los deseos navideños de paz y felicidad. En pocos días olvidamos tan buenos propósitos para ellos y nosotros, y nos volvemos de nuevo a la sordida cotidianidad de los malos humos y gruñidos. Jajajajaja. Seguro que algunos pensaréis que quién sino yo para dar clases de gruñidos.
El año 2008 que se va es un año como otro cualquiera. En nuestra memoria se van desdibujando los años pasados y todos tuvieron momentos buenos y momentos digno de olvidar. Sin embargo, todos nuestros años configuran nuestra vida. Sin ellos, por malos que sean, no seríamos lo que somos. El que viene, será lo que nosotros queramos que sea. Podrán venir acontecimientos buenos o malos, pero serán buenos o malos según los afrontemos.
Mi compañera Pili ya ha anunciado que el 2009 será el año en el que nazca su primer hijo o hija. Por esa sola noticia el 2009 ya se ha inscrito en su libro de los grandes acontencimientos. Pero no será ese hecho el único que harán del 2009 un año especial. Cada uno de nosotros le aportará algo al 2009 y al final, justo dentro de 365 recordaremos el año que se va con cierta nostalgia, con cierta tristeza, y por supuesto, con una innegable alegría. El tiempo tiene estas cosas y lo humanos también.
Antes de terminar quiero daros las gracias a todos los que me habéis hecho este año un año digno de ser vivido y pedir perdón a todos aquellos que me han sufrido en algún momento. Intentaré que en el año 2009 no vuelva a repetirse.
Bueno, no me enrollo más, se me acaba el año y no quiero llegar tarde a las uvas.
Hasta la próxima suerte y bendiciones.