lunes, 18 de octubre de 2010

El hombre de las mil caras...


Soy padre, esposo, hijo, hermano. Soy trabajador, vecino, amigo, alumno... También soy bloguero, bicicletero y, seguramente si hiciera un análisis más profundo, aún seré más cosas. Pero, para lo que quiero contar, con estas facetas es suficiente. Para ser responsable en cada una de las "ocupaciones" que he enumerado tengo, o tendría que, dedicarle un tiempo más o menos extenso a cada una de ellas. Teniendo en cuenta que, de lunes a viernes, el ser trabajador en horario de mañana y tarde, me ocupa muchas horas del día, estar a la altura de las demás resulta, en muchas ocasiones muy complicado. Conciliar la vida personal y familiar con la profesional no resulta nada fácil, ni es sólo cuestión de horarios. Justo en estos días estoy haciendo un curso en el trabajo y, a la vez, tenía una convocatoria para ir a una reunión de padres del colegio de mi hijo. No tenía opción a elegir. Curso o curso. A mi hijo le hubiera gustado que hubiera ido a la reunión con su madre. Siempre vamos los dos pero esta vez no ha podido ser.

Todo el mundo estará de acuerdo que, para poder ser y estar bien con los demás, hay que estar bien con uno mismo, y para eso también hay que tener tiempo. Hay que cultivarse y crecer por dentro para poder ofrecerse de verdad a los demás. No siempre es fácil.

Por otra parte, los fines de semana hay que visitar a la familia, ir el domingo a misa, quedar con los amigos, hacer la compra, limpiar la casa, ayudar a las tareas del "cole" del niño, escribir en el blog, salir a dar un paseo, leer, coger la "bici"..., sin embargo, al final, ni la mitad de la mitad.

Soy hijo, amigo, alumno, bloguero... pero, en realidad, ejerzo muy poco de mis facetas. Siempre decimos que lo importante es la calidad y no la cantidad. Será así, pero no siempre estoy de acuerdo, me gustaría más de ambas. No puedo desdoblar el tiempo, quizás podría organizarme mejor, y aún así, no todo sería como quiero. ¿Será que estoy pluriempleado? Puede, pero, a pesar de todo, no quiero renunciar a ninguna de las "mil caras" que por ahora tengo.

Desde esta entrada quiero romper una lanza para que, algún día, podamos ser todo aquello que "somos" con tiempo, calidad y, sobre todo, disfrutándolo.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón hay que multiplicarse, aunque como dicen los Simpson, a veces entran ganas de multiplicarse... pero por O
Jejeje

Eriteia