Espero que achaquéis mi pocas entradas últimamente, a que estamos en verano y es tiempo de vacaciones. No es del todo cierto, pero puede ser una buena excusa para justificar mis ausencias. Confío en vuestra benevolencia.
Lo que sí es cierto es que he aprovechado los últimos días de vacaciones de este verano para viajar a Lisboa y Rías Bajas en Galicia junto a la familia. En mitad de nuestro viaje, aprovecho para escribir esta entrada y contar algunas cositas que me han parecido interesantes.
De todas los lugares de Lisboa que hemos visitado destacaría las plazas de la zona del barrio de la Baixa. Rossío, Figueira y Restauradores conforman un enclave momumental del que parten calles elegantes y aristrocráticas hacia la fastuosa plaza del Comercio a orillas del Tajo. Los tranvías que recorren toda la ciudad son un estupendo transporte para desplazarse por esta zona bulliciosa y animada. De la plaza de Restauradores parte la avenida de la Libertad que conduce hacia la plaza del Marqués de Pombal donde Lisboa se hace una ciudad moderna y, personalmente, creo pierde su identidad. Por destacar algo particular de la Baixa, me quedaría con el elevador de Santa Justa que te ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad.
En mitad de nuestra estancia en Lisboa, visitamos Sintra. Esta ciudad, fue residencia estival de los reyes de Portugal y posee un conjunto de palacios dignos de visitar. Nosotros nos detuvimos en la Quinta da Regaleira. Este palacio, construido por Carvalho Monteiro, millonario e intelectual portugués, está rodeado de jardines, fuentes, grutas, estanques y una serie de monumentos enigmáticos relacionados con la alquimia, la masonería y los templarios. Completamos la visita a Sintra con una parada en una pastelería típica donde comimos unos ricos "traveseiros" y unas buenísimas "queixadas".
Dejamos Portugal, haciendo una visita relámpago a Oporto. La ciudad a orillas del Duero nos dejó con ganas de más, así que algún día volveremos a conocer más detenidamente esta ciudad portuguesa.
Cuando escribo esta entrada estamos ya en Galicia, concretamente en las afueras de Vigo. El primer día hemos visitado Baiona, donde hemos comido una estupenda paellita con gambas y vieiras, hemos paseado por sus playas y conocido su historia colombina, pues aquí llegó, a su vuelta de América en 1493, la carabela la Pinta. De camino a casa, en Gondomar nos encontramos con una Feria Medieval que nos trasladó a la Edad Media gallega.
Por último, os cuento que hoy hemos pasado, en primer lugar, por el Monasterio de San Xoan de Poio, para luego seguir hacia Combarro, Sanxenxo, O Grove y La Toja. No me extiendo en los detalles, pues todo lo que hemos visto y "comido" nos ha parecido genial y buenísimo.
Aún me quedan planes por aquí, ya os los contaré, lo prometo.
Hasta la próxima, suerte y bendiciones.
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