Hace trescientos sesenta y cinco días publiqué mi última entrada en este blog. Se la dediqué a San Silvestre por aquello del fin de año. Fue un intento de salvar un año 2013 donde solo 17 entradas aventuraban una muerte anunciada. Tengo que reconocer que, durante el año que se consume, he tenido grandes remordimientos sobre el abandono real al que le he sometido inmisericorde, pero... la cruda realidad es más que evidente.
Fruto de una necesidad imperiosa, casi salvaje, de dar rienda suelta a aquello que bullía en mi historia, en mi entorno, en mi interior, durante casi seis años, entrada tras entrada, el blog ofrecía, a veces en serio, a veces en broma, una particular forma de ver la vida.
Recuerdo que, a mediados del 2011, ya me preguntaba si el blog de mi amiga Pili (Pilar de Piedra) y el mío estaban heridos. Era más que evidente que la frecuencia de entradas había caído casi en picado y la consolidación de las redes sociales y otras formas de "compartir" información habían hecho mella en esta cultura de los blogs. Ambos perseveramos y, en franca agonía, resistieron.
A pesar de todo, me resisto a cerrar el blog, a entonar un requiem y pasar "página". No quiero decir que en el 2015 esto se vaya a convertir en una fiesta bloguera pero....
Hace unas semanas en un curso con los compañeros de trabajo nos ofrecieron un audio con este poema. No viene a cuento por qué nos lo pusieron pero a mí me vino de perlas para ponerle palabras a un sentimiento sobre el blog.
Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.
Todos sabemos que Charles Bukowski no escribió este poema pensando en Pili y en mí, pero el mundo da tantas vueltas que, en una de ellas, nos ha unido.
No diré no esperéis, pues todas las esperas son ciertas, solo os diré que, aún en las sombras, el blog sigue aquí, anhelando un poco de luz...
A más ver, mis queridos blogueros.
Suerte, bendiciones y feliz 2015.
No diré no esperéis, pues todas las esperas son ciertas, solo os diré que, aún en las sombras, el blog sigue aquí, anhelando un poco de luz...
A más ver, mis queridos blogueros.
Suerte, bendiciones y feliz 2015.
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