Londres, mi tema estrella en estas últimas entradas, es una ciudad magnífica para recorrer en bicicleta. Aparte de sus famosos autobuses de dos plantas, el metro y sus negros taxis, la bicicleta se convierte en el aliado perfecto para ir y venir sin coste añadido. Las aceras y carreteras de Londres están señalizadas para facilitar la convivencia de los peatones y los vehículos a motor con la bicicleta. Si no tienes una en propiedad o estás de visita, puedes adquirir un bono-bici que permite usar la miles de bicicletas aparcadas en cualquier lugar de la ciudad. Es tan común el uso de la bicicleta que, en muchas viviendas, los vecinos prohiben que se "aparquen" delante de sus casas o amarradas a sus verjas. De la prohibición se deduce el exceso de la práctica, y del exceso de la práctica se confirma la gran existencia de bicicleteros por Londres.
No tuve la oportunidad de pasear en bici por Londres, así que me tengo que "conformar" con hacerlo aquí en Cádiz. La gran diferencia es que mi ciudad no está en absoluto preparada para convivir con las bicicletas. Los carriles-bici son escasos e irrisorios y nos obligan a circular por las aceras o por la carretera en la mayoría de los casos. En la pasada semana, por dos veces, he ido a dar con mis huesos contra el asfalto. De la primera, casi de milagro, salí indemne, pero de la segunda no he tenido tanta suerte.
Caerse de la bicicleta va implícito en el montarse sobre ella. Nadie está exento de tan corto y doloroso viaje, sin embargo, cuando la causa es por ser víctima de un conductor que "no te ve y se cuela en una rotonda" o "meter la rueda en unos raíles (Plaza de Sevilla) que son inservibles y que ya han provocado muchas caídas anteriores", entonces, a la frustración de la caída se une la indignación de la injusticia.
Pasear en bicicleta es siempre una buena opción. Sea en Londres o Cádiz, o donde tus sueños quieran llevarte, la bicicleta se hace uno con tu cuerpo y, es tan solidaria, que cuando caes al suelo, cae contigo, y si tienes la suerte de poder levantarte, ella vuelve a sostenerte para seguir camino juntos.
Pedaleando, hasta la próxima, luck and blessings...
2 comentarios:
Ay pobrecito! Teófila, quita las vías que no sirven! Apiádate de los sufridos bicicleteros, que practican un deporte de riesgo.
¡Ánimo Antonio, recupérate pronto!
Pero Antoine, qu'est-ce que s'est passé, oh la la!! Estás entero? en cama? escayolado? Cuéntame.
Yo ya de vuelta de Francia y esperando al Papa con los brazos abiertos y las calles cortadas... No comment.
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