domingo, 21 de agosto de 2011

De cumpleaños, visitas papales y limpiezas...


La pasada semana este, vuestro blog, cumplió tres años de vida. Le pido públicamente perdón por no haberme acordado antes. Es como si a un padre se le olvida el cumpleaños de su hijo. Lo bueno de olvidarse del cumpleaños de tu blog y no del de tu hijo es que el blog no te lo tendrán en cuenta nunca. Tres años no son muchos, pero, teniendo en cuenta las cosas como están en el mundo de los blogs, me parece un "pequeño" triunfo. Aunque con retraso ¡felicidades!

Benedicto XVI ha pasado por Madrid en un baño de jóvenes multitudes. La visita ha provocado todo tipo de reacciones. A muchos católicos, que no a todos, la presencia del Papa, en las Jornadas Mundiales de la Juventud, le ha parecido un importante momento de fe. A unos cuantos menos católicos la visita, o más bien su financiación con fondos públicos, les ha parecido una inoportunidad y algo que se podía haber evitado. También ha habido muchos a los que la presencia de Benedicto XVI les ha dado exactamente igual. Al margen de los posicionamientos ante la visita, lo que sí es cierto es que a nadie ha dejado indiferente su presencia en Madrid y, quedarán para la historia estas Jornadas que tienen su próxima cita en la brasileña Río de Janeiro.

Mientras el Papa se despedía de unos y de otros, nosotros hemos aprovechado para hacer una buena limpieza de armarios. Ha salido de todo: apuntes de la universidad, facturas y más facturas, juegos de Antonio Juan de pequeñito, y un sin fin de tiestos defectuosos e inservibles que se habían hecho fuerte en los altillos. Ahora mis armarios están más vacíos y los contenedores de mi calle más llenos. Ponerse a hacer limpieza da pereza, pero una vez que te pones y terminas, se te queda el cuerpo más que a gusto y los armarios ni te lo cuento.

En fin, agosto va pasando entre cumpleaños olvidados, visitas papales y necesarias limpiezas. También la vuelta al trabajo, días de playa, encuentros con amigos y, después de unos días de convalecencia, mi reencuentro con la bicicleta.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

miércoles, 10 de agosto de 2011

En el sur de Portugal...


Pasar la “frontera” hacia Portugal es como viajar en la máquina del tiempo y retroceder unos años con respecto a España. En Albufeira, centro turístico del sur portugués, las diferencias están más disimuladas, pero en los pueblecitos más apartados, todo se hace más evidente. Por capricho del azar he vuelto, en estos días, por tercera vez a Albufeira. Hace casi 20 años de la primera vez y la evolución es más que evidente. Se ha peatonalizado el centro urbano, se han mejorado los accesos a las playas, los aparcamientos se han regulado y, todo es más cómodo, organizado y ayuda considerablemente a una buena estancia.

Desde que en el siglo XVII Portugal dejara de ser española, tras unas décadas de anexión, los dos países han vivido casi de espaldas. Unos y otros, somos como hermanos que se llevan mal y, aunque deben entenderse, lo hacen a regañadientes. Los ingleses tienen más “presencia” en estas tierras. Históricamente han sido aliados y, muchos encuentran aquí su destino ideal para veranear. Todo está escrito en inglés, incluso, a veces, antes que en portugués. Luego lo podrás leer en francés, alemán y, si queda espacio en holandés o italiano. El castellano, bien es verdad que guarda gran similitud con el portugués, pero está obviado.

Están siendo días de descanso, de playa, de piscina, de paseos, de copas y helados. Si es esto lo que buscas el Algarve es un buen destino. Ahora, antes de volver al trabajo, unos días de “nada que hacer” sirven de estupendo colofón para las vacaciones de este año.

Da próxima vez a sorte e bênçãos ...

miércoles, 3 de agosto de 2011

Bicicletas londinenses y gaditanas...


Londres, mi tema estrella en estas últimas entradas, es una ciudad magnífica para recorrer en bicicleta. Aparte de sus famosos autobuses de dos plantas, el metro y sus negros taxis, la bicicleta se convierte en el aliado perfecto para ir y venir sin coste añadido. Las aceras y carreteras de Londres están señalizadas para facilitar la convivencia de los peatones y los vehículos a motor con la bicicleta. Si no tienes una en propiedad o estás de visita, puedes adquirir un bono-bici que permite usar la miles de bicicletas aparcadas en cualquier lugar de la ciudad. Es tan común el uso de la bicicleta que, en muchas viviendas, los vecinos prohiben que se "aparquen" delante de sus casas o amarradas a sus verjas. De la prohibición se deduce el exceso de la práctica, y del exceso de la práctica se confirma la gran existencia de bicicleteros por Londres.

No tuve la oportunidad de pasear en bici por Londres, así que me tengo que "conformar" con hacerlo aquí en Cádiz. La gran diferencia es que mi ciudad no está en absoluto preparada para convivir con las bicicletas. Los carriles-bici son escasos e irrisorios y nos obligan a circular por las aceras o por la carretera en la mayoría de los casos. En la pasada semana, por dos veces, he ido a dar con mis huesos contra el asfalto. De la primera, casi de milagro, salí indemne, pero de la segunda no he tenido tanta suerte.

Caerse de la bicicleta va implícito en el montarse sobre ella. Nadie está exento de tan corto y doloroso viaje, sin embargo, cuando la causa es por ser víctima de un conductor que "no te ve y se cuela en una rotonda" o "meter la rueda en unos raíles (Plaza de Sevilla) que son inservibles y que ya han provocado muchas caídas anteriores", entonces, a la frustración de la caída se une la indignación de la injusticia.

Pasear en bicicleta es siempre una buena opción. Sea en Londres o Cádiz, o donde tus sueños quieran llevarte, la bicicleta se hace uno con tu cuerpo y, es tan solidaria, que cuando caes al suelo, cae contigo, y si tienes la suerte de poder levantarte, ella vuelve a sostenerte para seguir camino juntos.

Pedaleando, hasta la próxima, luck and blessings...

lunes, 1 de agosto de 2011

El niño que vivió...


Acabamos de volver del cine de ver la última película de Harry Potter. Nos ha gustado a los tres y, como lector de los siete libros y espectador de las ocho películas, puedo decir que el final resulta un estupendo broche de oro a una saga tan mágica como literaria y cinematográfica. Vaya por delante la certeza que casi ningún libro está bien adaptado al cine, y que las obras de J.K. Rowling no iban a ser una excepción, pero, a pesar de eso, y salvo un par de películas, creo que la mayoría pueden aprobar.

El niño que vivió es, como todos os suponéis, Harry Potter, que misteriosamente sobrevive al ataque del mago tenebroso Lord Voldemort cuando era un bebé. El amor de su madre hace que el hechizo asesino no tenga efecto sobre él y, a partir de ahí, cuidado por parte de la comunidad mágica su vida transcurre preparándose para la batalla final. Entre una y otra, hay todo un universo, divertido a veces, dramático en otras, que ha encandilado a millones de personas en todo el mundo.

Harry Potter llegó a mi vida provocado por la curiosidad de saber por qué del éxito de sus libros allá por el año 2001. Leí el primero y luego el segundo, y así uno tras otro hasta el final. Luego vinieron las películas y por último, los juegos de la playstation en su versión Lego que he compartido con mi hijo. Él no se aficionó al niño mago hasta que lo conoció a través del juego de la PS3, luego ha ido viendo las películas y, ahora ha decidido comenzar a leer los libros. En cierto modo, hay una conexión entre Harry Potter y mi hijo. Ambos únicos, los dos son niños que "vivieron" cuando lo que todo presagiaba era que no lo hicieran. Sus madres los "encantaron" para que la vida no los dejara, para que siguieran adelante.

Hoy ha llegado el final. Bueno, no creo, ambos niños tienen aún mucha magia que hacer, especialmente, y no por que yo sea su padre, el mío.

Por último, y teniendo en cuenta que acabamos de volver de allí, nos ha hecho especial ilusión ver Londres en la gran pantalla, siendo sobrevolada por magos y escobas.

Untill next time, luck and blessings...