viernes, 31 de julio de 2020

Una tarde en Béjar


Llegamos a Béjar con objeto de hacer noche antes de continuar viaje a Bilbao. Llegamos a la hora de comer y, tras almorzar y descansar, nos dimos un paseo por esta ciudad salmantina que conserva vestigios de un pasado más glorioso y señalado.

Alojados cerca de la antigua estación de tren, el Hotel Casa Beletri cuenta con todo aquello que se necesita para descansar si vas de camino como era nuestro caso. Desde la estación, hay una bonita vista del Béjar antiguo. Al atardecer, en la panorámica destacan la muralla medieval, el imponente palacio de los Duques de Béjar y los campanarios de varias iglesias. El tren que ayudó a Béjar en su famosa industria a textil ya no llega hasta este lugar y ahora la estación es poco más que un nostálgico recuerdo.

Paseamos por el casco histórico y pudimos encontrar unas interesantes calles porticadas, la iglesia gótica de El Salvador, el palacio ducal, hoy convertido en instituto de enseñanzas medias, el teatro Cervantes y la escultura de Don Quijote y Sancho Panza en la plaza donde se ubica. Nos sorprendió una representación del ingenioso hidalgo y su lacayo aquí en Béjar, pero una cartela se encargó de recordarnos que Cervantes dedicó su novela al Duque de Béjar, su mecenas y que es nombrado al comienzo de la novela.

Una tarde en Béjar no da para mucho más. Supongo que con más tiempo, la ciudad ofrece más atractivos. Siempre hay que dejar algo que ver para tener un motivo para volver.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.