domingo, 29 de agosto de 2010

Diario de a bordo (I)


Ha comenzado nuestro viaje de Cádiz a las islas griegas y Estambul o como dije en una entrada, al comienzo del verano, nuestro ir de Esparta a Atenas, pero ahora en sentido literal. Hoy hemos partido hacia Madrid para tomar el vuelo hasta Atenas, origen de nuestro crucero. Cuando hace meses nos decidimos a correr esta aventura, este mes de agosto nos parecía muy lejano, pero ya está aquí. Somos tres para viajar pero nos hubiera encantado que fuéramos algunos más.

La tarde ha transcurrido paseando por Madrid, con una parada para conocer la ampliación del Museo del Prado, recibiendo buenas noticias de unos entrañables amigos y con un encuentro inesperado con un amigo de la infancia que ahora vive aquí.

Tenía pensado convertir por unos días este blog en un diario de a bordo, pero no sé si la tecnología me lo permitirá y las distracciones del viaje tampoco. Sólo os puedo decir que el periplo pasa por Santorini, Rodas, Izmir-Éfeso, Estambul, Mikonos y Atenas. En la medida de mis posibilidades os lo iré contando. Algunos podréis decir que ni en vacaciones descansa, pero como dijo Capote, "cuando Dios te da un don, también te da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse", es decir, tengo un blog, pues cuídalo y manténlo vivo con tus experiencias y vivencias, sea donde sea.

Bueno, se hace tarde, mañana el avión despega temprano. Comienza el viaje a Atenas. Estaremos en contacto.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

viernes, 27 de agosto de 2010

Antonio Juan y el puente de La Pepa


El día 24 de agosto vino a Cádiz el Ministro de Fomento a indultar del puente de "La Pepa", emblema de la ciudad para celebrar el bicentenario de la constitución de 1812. Mi hijo ese día respiró tranquilo. Desde que se enteró que las obras del puente se habían paralizado había entrado en una especie de inquietud que lo traía por la calle de la amargura. Ahora, gracias al Sr. Blanco, mi hijo vuelve a respirar tranquilo.

Desconozco desde cuando la relación entre el puente y mi hijo es tan estrecha, pero un día su habitación apareció llena de puentes hechos con piezas de lego. Su historial de navegación por internet había dejado de tener páginas del Titanic, Star Wars y estaba lleno de enlaces relativos a la construcción del puente y a su posible paralización. Quienes conocen a Antonio Juan sabrán que, cuando le da por algo, va a saco a por él hasta el final. Y, por lo que cuento, os podéis imaginar como está con el dichoso puente, hasta quería firmar el manifiesto que Teofila Martínez redactó para forzar la continuidad de las obras.

Nosotros, sus sufridos padres, con la paranoia del puente, estamos aseteados a preguntas: ¿se terminará a tiempo? ¿cuánto mide de altura? si hay un terremoto en Cádiz ¿resistirá el puente? y otra vez ¿se terminará a tiempo? Así que, si alguien quiere que se termine de una vez, más que el ministro Blanco, la alcaldesa Martínez y todo el pueblo de Cádiz, somos nosotros, los sufridos padres de Antonio Juan.

Cuando llegue el 2012 mi hijo debería ser el primero en cruzar el puente, nosotros, sin duda, iremos detrás.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 23 de agosto de 2010

Unos vienen y otros van...


Un avión despega en Madrid rumbo a Boston y otro despega en Buenos Aires rumbo a Londres. Ambos se cruzan en mitad del Atlántico pero los pasajeros nunca sabrán unos de otros. Unos van y otros vienen.

La vida es un continuo ir y venir. Nos pasamos la vida yendo y viniendo de un lado a otro. Llegamos a la adolescencia dejando la infancia, y abandonamos la juventud para llegar a una cierta madurez. Algunos partirán antes de llegar a la vejez. Nacemos en una casa y, con los años, nos mudaremos a otra, y a otra, o más según el devenir de la vida de cada uno. Y si pensamos en el día a día, entonces el trasiego es frenético y agotador.

Con las personas nos pasa igual. Unos vienen y otros van, o mejor dicho, unos nos vienen y otros se nos van. Nos vienen amigos, familiares, nos vienen compañeros de trabajo, novios, esposos, amantes, más amigos, más familiares y más compañeros de trabajo. Igualmente, se nos van algunos amigos, algunos compañeros de trabajo, familiares, novios y también esposos.

Hay veces que el que viene lo hace de forma inesperada y entonces, es una sorpresa que nos descubre que la vida es como una inmensa terminal de aeropuerto, desde la que piensas partir pero que, en realidad has ido a recoger a otros. Son encuentros estimulantes, enriquecedores y llenos de vida. Otras veces, esperamos al otro, lo deseamos ardientemente, y si llega, entonces, es una venida que nos salva la vida. En estos casos nuestra existencia es una gran sala de espera, plena de impacientes y repleta de satisfacciones.

De la misma manera que unos vienen, otros se van. Nuestra estela de viajeros está llena de la espuma de tantos y tantos que se nos han ido quedando atrás. Fruto del paso del tiempo, por una incomprensión o la distancia, muchos se van.

Volamos hacia Boston o hacia Londres sin darnos cuenta que lo importante no es llegar sino quién viaja a nuestro lado, quién estará esperándonos y quién ha quedado atrás. Sobre el océano que es nuestra existencia hay miles de rutas que se cruzan y que están esperando para saber si son de ida o de vuelta.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 16 de agosto de 2010

Aventura en kayak


El día amaneció magnífico. Nuestros planes para disfrutar de una aventura en kayak comenzaban bien y, tempranito, nos dirigimos a nuestro punto de encuentro. Ya había tenido la misma experiencia el año anterior, lo conté en el blog "Un regalo inesperado", pero ahora lo habíamos planeado con nuestro amigo Juan Antonio y su familia. Todos estabamos muy ilusionados y, la experiencia, estuvo a la altura de nuestras expectativas.

El plan consistía en llegar al Poblado de Sancti Petri en Chiclana de la Frontera, alquilar unos kayak y llegar al castillo de Sancti Petri para darnos un baño y conocer más aquel paraje. Nos embarcamos por parejas, Juan Antonio con Juanito, Marimar con Inés y Dani y Antonio Juan, conmigo. La partida fue desigual. Remos por aquí, remos por allá, pero al final, enfilamos la salida hacia el castillo y los tres kayak, cual tres carabelas, se dispusieron a cumplir su objetivo. La marea iba bajando y, al llegar al mitad del trayecto, el kayak de las niñas embarrancó en la lengua de arena que aparece con la bajamar. Risas, gritos y más risas, junto a unos buenos jalones pie en tierra, hizo que el kayak volviera a flotar y continura camino. Antes de llegar al castillo, hicimos un alto en la rocas para descansar, contemplar el paisaje, darnos un bañito y algún que otro resbalón. La marea empezaba a subir y, uno de los kayak quiso seguir sin ocupantes a merced de la corriente. Hubo que lanzarse al rescate que, gracias a Dios, tuvo éxito. Por fín, todos juntos de nuevo, continuamos remando hasta alcanzar nuestra meta. Una vez allí, nos separamos en dos grupos, uno para explorar el perímetro del castillo y descubrir una especie de corrales donde peces y cangrejos atrapados esperaban la llegada de la marea para liberarse y, el otro grupo, optó por seguir disfrutando del baño en aguas frías y transparentes.

Tras un buen rato, decidimos volver a puerto. La vuelta fue más rápida, aunque no menos costosa. La marea nos arrastraba hacia la playa pero, como ya somos "curtidos navegantes", supimos corregir el rumbo y llegar sanos y salvos. Para celebrarlo nos esperaban en el Club Náutico de Sancti Petri varias jarritas de tinto y unos sabrosos platos de pescado. Os aseguro que lo celebramos bien y que nos han quedado ganas de repetir la experiencia. Os recomiendo la aventura por que, ¿qué hay mejor que vivir una aventura con buenos amigos?

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Cumpleaños feliz...


Hoy es mi cumpleaños. Sí, hoy 11 de agosto cumplo 2 años y espero poder cumplir muchos más. Tengo que reconocer que, cuando nací y, teniendo en cuenta quién es mi padre, no me auguraba una vida muy larga, pero parece que, a sus años, mi creador está sentando, un poco, la cabeza y tengo que disculparme por mis malos presagios.

El año que concluye me ha visto crecer adecuadamente, lentamente, pero crecer. Siguiendo las indicaciones de mi amiga bloguera "Pilar de Piedra" vinculé el blog a Google Analytics y, poder así, saber cuánta gente y desde qué países me visitan. El número, por lo menos para el parecer de mi creador, está muy bien. En mi primer año de vida me visitaron 669 personas y, en el segundo, que ahora concluye, 2569. Las visitas han llegado básicamente desde España, pero también alguién me visitó desde Rusia, o desde Qatar, incluso desde Japón. No sé si me entenderán pero hace ilusión tener lectores tan variopintos. También ha crecido el número de mis seguidores, a todos mi eterna gratitud, aunque tengo que decir que todavía algunos buenos amigos se resisten a seguirme públicamente. Bueno, no importa, yo sé que están ahí, y eso es lo que, en fondo, cuenta.

Capítulo aparte tienen los que participan activamente dejando sus comentarios. A ellos les debo una invitación. Si hay algo que me hace ilusión es que, cuando mi autor deja una entrada, me lluevan los comentarios. Me da igual largos o cortos, a favor o en contra, lo que me gusta es sentirme vivo. El mejor regalo por mi cumpleaños es que en el año próximo, más que haceros seguidores, dejéis muchos, muchos comentarios.

Este año no voy a dar una fiesta online, viendo el éxito que tuvo la del año anterior, sólo vino una compañera, así que no voy a repetir la experiencia. Lo que este año os propongo es un brindis online por el blog. En cualquier momento del día, el que más os apetezca levantáis vuestra copa y brindáis para que cumpla al menos un año más y así, en agosto del 2011 nos volvamos a ver.

Para que se convierta en una tradición me voy a cambiar un poco el "look". Espero que os guste.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

viernes, 6 de agosto de 2010

Lady Godiva de Coventry


Estaba ahí, en mi subsconciente o en algún rincón de mi memoria, desde no sé cuánto tiempo y, un día ascendió desde las profundidades ante un estímulo difícil de evitar. Era la imagen de Lady Godiva pintada por Leigthon la que se había aparecido ante mí. Desde los años de estudio de Historia del Arte estaba ahí, y posiblemente sino hubiera sido con la ayuda de un buen vino no me hubiera atrevido a decírselo, pero ¿cómo resistirse? Así que le confesé el parecido y, gracias a que a ella le hizo gracia, desde entonces, Lady Godiva ha pasado a formar parte de ese universo cómplice que me gusta tanto tener con mis amigos. Supongo que nadie se está enterando de nada, bueno, espero que ella sí, pero es una licencia que me tomo como dueño y señor del blog.

No, no os voy a decir quién es hoy para mí Lady Godiva, pero sí os puedo contar un poco quién fue la verdadera Godiva de Coventry: Lady Godiva, (principios del siglo XI) fue una dama sajona famosa por su belleza y bondad casada con Leofric conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry. Su nombre anglosajón Godgifu ó Godgyfu quiere decir "gift of God" («regalo de Dios»). Su marido, a pesar de ser un buen gobernante y administrador, fue víctima de la ambición y subió los impuestos de sus vasallos. Ella, compadecida de sus sufrimientos y apuros, se solidarizó con ellos y le pidió a su marido que renunciara a la subida de los tributos. El conde accedió, pero con la condición de que Lady Godiva recorriese Coventry a caballo, sin más vestidura que su largos cabellos, pensando que nunca haría tal cosa una dama de su condición. Sin embargo, así lo hizo, no sin antes acordar con sus vecinos que estos se encerrarían en sus casa para no perturbarla en su desnudez. El día elegido Lady Godiva se paseó desnuda por el pueblo, montada en su caballo, mientras todo los vecinos de Coventry permanecían en sus casas encerrados y con las ventanas cerradas. La leyenda cuenta que todos se encerraron en sus casas, menos uno, que no se pudo resistir de ver a su señora desnuda ni de jactarse de ello posteriormente. La leyenda cuenta que el vecino mirón quedó ciego antes de verla y el gesto de su esposa conmovió tanto a Leofric que accedió a bajar los impuestos. Desde entonces, Lady Godiva fue respetada por su belleza y por su bondad hacia los demás.

¿No es una historia extraordinaria? Para una noche de verano creo que es ideal. La dos Godivas lo son también.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Enriqueta y Rufina


Cuando llegó, junto a su hermana, a nuestra casa no era para quedarse. Venían las dos en régimen de acogimiento temporal hasta que un alma caritativa se hiciera cargo de ellas. Mi madre se encariñó con las dos, sin embargo, con dolor de su corazón, unos días después, tuvo de despedirse de una de ellas. Y así, sólo quedaron las dos: Enriqueta y Rufina que así hubo de llamarse nuestra gata doméstica, en honor al protagonista de la canción que, por aquellos tiempos, cantaba muy alegremente Luz Casal.

Dieciséis años vivieron Enriqueta y Rufina su gatuna historia de amistad. Se hacían compañía mutuamente, aunque "Rufinita", como la llamábamos cariñosamente, más bien le hacía la "puñeta" a Enriqueta. Todos sus adornos fueron cayendo uno a uno al suelo, todos sus muebles fueron poco a poco siendo arañados, todos los sofás fueron premeditadamente deshilachados, mientras Enriqueta disculpaba y consentía a Rufina todas sus "travesuras". Enriqueta le daba de comer, la lavaba y le cortaba las uñas, la llevaba a vacunar y le procuraba todo bien. Rufinita, en cambio, estaba decidida a acabar con todo aquello que Enriqueta quería. Sin embargo, a pesar de todo, se buscaban, se necesitaban, y se hacían mucha, mucha compañía. Creo que a Enriqueta, Rufinita le recordaba su infancia de azoteas de Cádiz donde sus gatos jugaban y tomaban el sol. En medio de ellas dos, uno de los más perjudicados, fui yo. Mi habitación fue campo de batalla para Rufina. Recuerdos de mis viajes eran uno de sus mayores objetivos. Cerámica de Israel, iconos de Taizé, nada quedaba a salvo si Rufina fijaba su interés en ellos. Mi ropa era objeto de su devoción. Si dejaba mi chaquetón marino encima de la cama, aparecía lleno de pelo, si dejaba un jersey, igual, hasta una bufanda era adecuada si, de dejar sus pelos, se trataba. En realidad, y entre ustedes y yo, Rufinita estaba enamorada de mí, y dejar sus pelitos era la "encantadora" forma de desmostrármelo.

En fín, un día Rufinita enfermó, Enriqueta la llevó al veterinario de toda la vida y le dió la triste noticia de que nuestra gata había enfermado y que lo mejor era que fuera al cielo de los gatos. Enriqueta supo estar a la altura de su amistad y no se reservó a su amiga a costa de sus sufrimiento y, una mañana de invierno, despidió para siempre a su compañera de tantos años.

Ahora, Rufinita está en su cielo, seguramente sobre una nube con forma de mi chaquetón marino, mirando con ojos golositos los nuevos adornos de Enriquete y los recuerdos de mis viajes y moviendo su patita con intención de estrellarlos en el suelo. ¿Qué le vamos a hacer? Cosas de gatos.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.