martes, 20 de septiembre de 2011

Acoger y dejarse acoger...


En mis años jóvenes conocí en la comunidad de Taizé, entre otras cosas, la máxima "acoger y dejarse acoger". Era muy jovencito y, hasta el momento, no había experimentado nada parecido. Fue, a partir de ahí, cuando aprendí a ponerle palabras a una práctica que, en mi comunidad parroquial, viviría muy intensamente en los años siguientes. Fines de semana, veranos y durante las Navidades y la Pascua, nuestra comunidad se abría a personas, especialmente jóvenes, y grupos que querían vivir su fe, un tiempo, entre nosotros. La experiencia siempre era enriquecedora. Se intercambiaban ideas, sentimientos, vidas... Descubríamos que había vida más allá de nuestras paredes, que había nuevas formas de creer, de celebrar, que los que venían nos ayudaban a crecer y avanzar. Acoger a otros es vivir la posibilidadad de "lo nuevo" día a día.

De forma simultánea tuve la experiencia de dejarme acoger. Tuve varias experiencias en las que el que visitaba y era acogido, era yo. Pude descubrir como los otros te trataban como ellos querían ser tratados, ofreciéndote su casa, su mesa, su ser. Sentirse atendido, cuidado, escuchado, aceptado.

Acoger y dejarse acoger puede ser un término muy amplio, puede englobar muchas situaciones en las que el sentido de la frase permanece inalterable. Reconozco que me siento más cómodo, siempre me ha pasado, en la primera parte de la frase. Acoger, regalar, invitar, acompañar, ayudar... ser sujeto activo de la acción con los demás. Aún me cuesta "dejarme acoger, invitar, acompañar...". Aún queda en mí parte del error de no dejar al otro ser acogedor..., de dejar al otro experimentar la dicha de entregarse y ser para el otro. Aún tengo que crecer, aún tengo tantas cosas que aprender.

En el camino de la vida que hemos recorrido, unas veces nos ha tocado acoger y otras ser acogido, en el camino de la vida que aún nos queda por recorrer abramos nuestras puertas al que viene y arriesguémonos a entrar en aquel que nos abre su casa, su corazón, su vida.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El Garbanzo Negro


Cerca de mi trabajo, en la esquina de la calle Sacramento con Alcala Galiano, está "El Garbanzo Negro". Conocí ese bar por que me llegaron noticias de que allí se podía tomar a mediodía "vermuth de grifo" tal y como lo sirven en Madrid. Como un buen vermuth es siempre una invitación, nos acercamos un día y, desde entonces, como se dice por aquí "lo tenemos en nómina". De lunes a viernes, "El Garbanzo Negro" sirve unos menús del día muy ricos y de precios muy asequibles que combinan la comida tradicional con un toque de modernidad. El local es agradable y acogedor, tiene unas ocho o nueve mesas, una sencilla decoración y unos camareros amables y muy simpáticos.

A su dueño, José Carlos, lo conocí cuando ponía copas en el "M16" en el Paseo Marítimo de Cádiz. Era un local de cervezas y billar. Se escuchaba buena música y se pasaban allí unos ratos estupendos. Tras un tiempo sin vernos, me lo volví a encontrar tras la barra de "El Garbanzo Negro". José Carlos es de los que te hacen sentir en tu casa cuando atraviesas las puertas del local. No hacen falta más palabras para describirlo.

Este bar es el favorito de mis comidas de trabajo. Allí como cuando viene algún compañero de fuera de Cádiz o cuando quedo con algún amigo para almorzar en alguna ocasión especial. Si os tengo que recomendar algún plato en especial os diré que, de los primeros, el arroz negro está muy bueno, que los garbanzos (sin ninguno negro) con langostinos son exquisitos y que el cous-cous de pollo está para rabiar, por no hablar del salmorejo o de la berza gitana. De los segundos os recomendaría, bueno, de los segundos... no os hablo, esos platos mejor venís vosotros a probarlo.

A los amigos de "El Garbanzo Negro" les deseo mucha suerte con su negocio, estar día a día ahí, ofreciendo calidad no es fácil. Les agradezco los buenos momentos que nos han permitido disfrutar en su "casa". Este nuevo curso que empieza nos volveremos a ver de nuevo.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Il lume vacilla al vento...


El mes de septiembre, como todos los años, nos trae la vuelta a la realidad. Aunque muchos han vuelto ya al trabajo, septiembre es ya, sin remisión, el fin del verano. En Cádiz, agosto se despidió entre truenos y relámpagos y parecía que el invierno había llegado de repente y, aunque el sol ha vuelto a reinar en el cielo, algo ha quedado que nos dice que esto se acaba. El curso escolar empezará en pocos días y eso, a los que tenemos hijos escolarizados, nos conduce a una rutina y disciplina que no acabará hasta el próximo junio.

Septiembre da paso a un otoño cuyo panorama lejos de ser esperanzador, invita más al pesimismo que a otra cosa. El otoño nos traerá un cambio en la Constitución marcado por las leyes del mercado, unas elecciones generales y, según los entendidos, un agravamiento de la crisis. Unos temen por la pérdida de sus empleos y otros no tienen ninguna esperanza de encontrarlo pronto. Los recortes sociales han empezado y, estoy convencido que los que más lo van a notar son los más débiles, por que lo que más se va a recortar serán los servicios sociales, la sanidad, la educación...

Cuando el futuro es gris y desesperanzador ¿dónde encontrar las fuerzas para seguir adelante? Dicen que las crisis nos hacen más fuertes, que nos permiten dejar lo superfluo y nos hacen valorar lo realmente lo imporante y fundamental. Sin embargo, hay muchos que no resisten el envite. Mientras, unos como el trigo están bien sujetos al suelo aunque el viento y la lluvia los agiten a un lado y otro, otros, sin piedad, verán su luz apagarse por el viento. En los tiempos que llegan, además de buscar las fuerzas para avanzar, habrá que compartirlas con otros.

No nos toca mirar hacia atrás, el pasado nos enseña a no repetir pero no nos salva del futuro. Septiembre, octubre, noviembre, no van a dejar de llegar por que pensemos en junio, julio y agosto. El tiempo es un aliado, un compañero de camino con el debemos llevarnos bien pero resistirse a su compañía es absurdo.

A todos los que leen este blog, les deseo un buen regreso tras las vacaciones, un buen otoño y mucho ánimo para afrontar todo aquello que nos traerán los próximos meses.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.