sábado, 26 de noviembre de 2011

Trabajamos por la justicia...

Nunca me ha gustado el uso peyorativo que de la palabra "caridad" se hace en la actualidad. Se la contrapone a la palabra moderna llamada solidaridad. La primera se suele identificar con un tipo de ayuda asistencialista vinculado a personas religiosas anticuadas y la segunda con la ayuda a los demás bien hecha. Y creo que ninguna de las dos posturas son correctas al cien por cien.
En el libro "Sonrisas de Bombay" que he leído recientemente, el autor contrapone la práctica solidaria de su ONG a la palabra caridad que desarrollan otras instituciones en la India. Su solidaridad la define como promoción, como educación, como el famoso adagio chino "dar la caña y no el pez", frente a la caridad de darlo todo hecho, de "dar de comer", simplemente y adormecer las potencialidades que todo ser humano tiene. Me molestó dicho planteamiento, no me parece justo definirse desmereciendo a otros y menos si el planteamiento no es correcto.
Por mis creencias y mi profesión tengo otra idea y otra experiencia de la palabra caridad. Desde que Jesús de Nazaret salió por los caminos de Galilea, liberando a aquellos con los que se cruzaba por los caminos de Israel, hasta la actualidad, una gran corriente de caridad ha llenado el mundo. Es verdad que, en muchos casos, los hombres hemos desdibujado el verdadero sentido de la caridad evangélica que no es otra que amor más justicia. El amor sin justicia y la justicia sin amor, no tienen, cabida en la palabra caridad. Y por eso cuando le hemos quitado al amor la justicia, el resultado ha sido un grave asistencialismo que ha enpequeñecido el mensaje evangélico y ha hecho flaco favor a los hombres y mujeres que han necesitado ayuda alguna vez, y cuando le hemos quitado el amor a la justicia la práctica ha podido volverse fría y sin corazon, con el riesgo de caer en el juicio y la condena.
Cáritas, la institución donde trabajo, tiene como lema: "Trabajamos por la justicia". Esto conlleva una labor a favor de los colectivos más desfavorecidos de la sociedad que tiene en su trabajo una tarea implícita de denuncia de las causas que han originado la injusticia de la pobreza y la exclusión. No solo buscamos actuar sobre las consecuencias sino también sobre las causas que la han originado para que no vuelvan a suceder más.
Es verdad que, como realidad humana, a veces hemos actuado más en el sentido peyorativo de la palabra caridad que he mencionado más arriba, y quizás hemos contribuido a su mala acepción, pero en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo para que la caridad sea amor más justicia y no un pálido reflejo de lo que tiene que ser.
En Cáritas damos, nos gusta dar la caña y no el pez, pero si hay que dar el pez, los damos y luego damos la caña pero también buscamos un lugar en la orilla para que la persona pueda pescar y aún vamos más allá, trabajamos para que haya peces en el mar.
Nuestra práctica se remonta a lo que Jesús hacía con los pobres y enfermos, los miraba a los ojos, los tocaba aún siendo leprosos o impuros, los tomaba de la mano y los levantaba, los ponía en pie, los volvía al camino, los sanaba y luego los dejaba marchar, no les pedía nada a cambio, no les obligaba a seguirlo, eran libres de su esclavitud y libres para ir donde quisieran.
Creo que la palabra solidaridad quiere significar lo mismo que caridad: ponerse al lado de los que necesitan ayuda, con, junto y para ellos, dándose de forma desinteresada y buscando el bien integral del otro, sin manipulación, proselitismo, imposición, compartiendo lo que se es y lo que se tiene. Enfrentar una a la otra no me parece correcto, pues confunde y divide y eso está en contra de ambas palabras. Y no es justo además presentar alguna acción a favor de los otros bajo la palabra solidaridad simplemente para hacerla parecer moderna. Cada uno es lo que es y no debemos definirnos a costa de los demás.
Bueno, creo que me he enrollado más que en ninguna otra entrada anterior. Será que me tira el tema.
Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

2 comentarios:

Agustin dijo...

Hola amigo
En el fondo, ambos términos están estrechamente unidos al término "civismo" y desembocan en el amor al projimo. Cada uno dará más valor a uno u otro pero creo que en el fondo están haciendo lo mismo, entregarse, dentro de las posibilidades individuales, a los demás.
¿Amor y justicia? Tu lo has dicho, el día a día ha hecho que asociemos la palabra "justicia" a la de "castigo" mientras que raramente se juzga para bien. Aun asi, quien ayuda o se solidariza con cualquier fin no espera reconocimiento, al menos individual, y hace que solo un término tenga valor, AMOR.
UN SALUDO

Pilardepiedra dijo...

Querido compañero de trabajo, me ha encantado este post y estoy totalmente de acuerdo en lo que dices. Pero me ha entrado la curiosidad por el libro ese que comentas, ¿por qué no haces un post referente a este libro?. Saludos