domingo, 29 de noviembre de 2009

En camino hacia la Navidad...


Hace muchos años en una Misa del Gallo, Juan Martín Baro pronunció una homilía de la que conservo una fotocopia de su puño y letra. La conservo como oro en paño y creo que a pesar de los años, no ha perdido nada de frescura y actualidad. Ya sé que aún no es Navidad, sólo estamos al comienzo del Adviento, pero si la leemos entera comprenderás que es mejor empezar un poco antes para que cuando llegue el día veinticinco de diciembre hayamos podido hacer alguna de las cosas que nos recomiendan. Dice así:
  • "Si tienes amigos, BÚSCALOS. La Navidad es ENCUENTRO. Dios sale al encuentro del hombre. Ahora los hombres tienen que buscarse unos a otros y caminar juntos. Así que vivamos la Navidad en familia y con los amigos.

  • Si tienes enemigos, RECONCÍLIATE. La Navidad es PAZ. Si Dios nos ha perdonado a todos, también nosotros debemos perdonarnos mutuamente. El que no perdona y vive con RENCORES, no está capacitado para celebrar al Príncipe de la Paz. Sé tú un pregón de paz.

  • Si hay POBRES a tu lado, AYÚDALOS. La Navidad es DON. Navidad es el don más grande de Dios a los hombres. En Navidad no se dan cosas, nos damos nosotros. Si hay pobres cerca de tí, ayúdales como si fueran el mismo niño del portal. No podemos celebrar la Navidad si no hemos aprendido la solidaridad.

  • Si tienes SOBERBIA, SEPÚLTALA. La Navidad es HUMILDAD. Después de contemplar al niño ¿aún te quedan ganas de ser grande? La soberbia crea muchas injusticias. Haz morir tu soberbia para que puedas llegar a nacer como un niño.

  • Si tienes deudas, PÁGALAS. La Navidad es JUSTICIA. No me refiero solamente a las deudas materiales (que hay que pagar por supuesto), sino al amor, a ratos de nuestro tiempo, comprensión, felicitación... No miremos sólo a nuestro alrededor, también lejos, a los países del sur hay que pagarles la deuda que tenemos con ellos.

  • Si tienes FALTAS, CONVIÉRTETE. La Navidad es GRACIA. ¡Todos hemos cometido alguna vez un error! Conviértete, deja las viejas costumbres. Ábrete a la vida nueva del niño nacido. Injértate en esa vida. Empezarás a vivir la vida de Jesús.
Ahí os la dejo, a algunos les sonará, estaban allí ese veinticuatro de diciembre cuando se pronunció, a otros quizás porque la he utilizado algunas veces en otros temas. Tenemos casi un mes por delante, no os demoréis.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un día me fui, y pasados 25 años regresé, como el hijo pródigo, y Juan me acogió. Rogelia me dijo: cuando te ví, sabía que habias vuelto.