sábado, 26 de junio de 2010

De Esparta a Atenas...


Cuando se habla de Esparta se hace referencia a la severidad, a la disciplina, al esfuerzo y a una cierta "militarización" de la vida. Hablar de Esparta es hablar de austeridad, de rigidez de costumbres, de sacrificio y de renuncia. Y cuando se habla de Atenas es evocar la cultura, el arte, el pensamiento, la filosofía. Hablar de Atenas es hablar de libertad, de democracia, de paz, en definitiva de disfrutar de la vida. Tenemos una visión de Esparta de color gris y otra de Atenas de color rosa.

Ahora que llegan las vacaciones, el período que termina es como haber vivido durante unos meses en Esparta, y al llegar el verano, dejamos la polis gris y nos mudamos por un tiempo a Atenas, la ciudad soñada y deseada. Unos 200 kilómetros separan Atenas de Esparta, pero para nosotros es como pasar de la noche al día, como salir a la superficie. Durante los meses pasados, hemos trabajado, hemos renunciado a mucho, en pos de una rutina dedicada al esfuerzo y a las "obligaciones". Hemos invertido tiempo y estudio en hacer las cosas bien, algunas han salido como debieran, otras no. No siempre se triunfa, saber vivir con ello, es garantía de supervivencia. Pero ahora, nos mudamos a Atenas, y durante un tiempo, nos quitaremos el corsé de las obligaciones y nos obligaremos a otras cuestiones más lúdicas, más libres, más "rosas". El sol, la playa los viajes, las cervecitas y los tintos de verano (seguro que los atenienses sí los bebían y los espartanos, seguro que no), se harán dueños de nuestro tiempo de asueto.

Pero, bueno, bueno, alguien dirá que ni los espartanos lo eran tanto en el sentido que hoy creemos, ni los atenienses tampoco. Vale, aceptamos el argumento, reconozco que nuestra vida invernal ha sido espartana pero también vinieron algunos atenienses a visitarnos con lo que eso conlleva, y la veraniega tampoco va a ser tan ateniense por que, ya se encargará algún pariente espartano en venir a nublarnos el sol, seguro. De todas formas, lo importante es que comienzan las vacaciones, y ¿quién me impedirá soñar con Atenas?, ¿quién me negará el derecho a descansar? Amigos, nadie nos va a retener en Esparta, así que, a todos los que empezáis vuestras vacaciones en los próximos días, aprovechadlas, disfrutadlas y soñad. En estos días Atenas está repleta de promesas y de proyectos. Cuando nos volvamos a ver en Esparta nos los contamos.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

2 comentarios:

Elena dijo...

Menos mal que es solo una metáfora, porque yo ahora no me iba a Atenas ni atada, ¡vaya calor! Cuando nos veamos en Palacio, te contaré dónde está mi Atenas este año. Un beso a todos.

La Rana Gustavo dijo...

Para mi, lo ideal es vivir a las afueras, entre Esparta y Atenas. Allí, a unos 100 km de ambas, se encuentra una maravillosa finca llamada "La Vitud", un expléndido lugar con vistas, recomendable e ideal para gozar de ambas ciudades.
Magníficos precios.

Salida de la calzada AIV, segunda rotonda a la izquierda.