martes, 29 de junio de 2010

Un alto en Aranjuez...


En nuestro camino veraniego hacia Atenas, hemos hecho una parada en Aranjuez. Unos días para descansar y desconectar, de forma radical, al comienzo de las vacaciones. Ha sido un viaje mixto, mitad diversión pura y dura y mitad cultura. La diversión pura y dura la ha puesto el Parque Warner con sus habitantes singulares y de todos conocidos: el pato Lucas, Tom y Jerry, el Coyote y Correcaminos, Bugs Bunny, etc... No sé si juré que, después de la experiencia de Port Aventura el año pasado, tardaría en someter a mis pobres huesos a algo semejante, pero ¿qué no harían ustedes por sus hijos? Y así, entre atracción y atracción, mis pobres huesos vuelven a estar donde hace un año: cada uno donde puede. Reconozco que las atracciones de Port Aventura torturan más y mejor que las de la Warner pero el entorno es más bonito aquí que allí. La ambientación está más conseguida. Realmente parece que estás en un "dibujito animado" de nuestra infancia, que Correcaminos va a pasar huyendo del Coyote a tu lado, o que Speedy González hará lo mismo delante de Silvestre.

La parte cultural la pone la villa de Aranjuez. La ciudad tiene su origen en el refugio de caza que fundara aquí Carlos I y su hijo Felipe II. Sin embargo, no es hasta la primera mitad del siglo XVIII cuando Fernando VI dedice construir el fabuloso palacio que hoy conocemos. Aunque ha sufrido numerosos cambios en su decoración sigue conservando el estilo particular con el que los Borbones del siglo XVIII dotaban sus residencias: frescos neoclasicos en los techos, alfombras multicolor en los suelos, relojes sobre muebles barrocos... El palacio está rodeado de los Jardines del Príncipe. En la actualidad es un parque público, pero antaño fue el jardin privado de la familia real. Plantas de todos los orígenes y colores, pavos reales, faisanes... son sus habitantes habituales. Está rodeado de un brazo del río Tajo donde se puede navegar. Nosotros hemos hecho el recorrido en un tren turístico y en un barco que recorre el canal de forma tranquila y en el que, como no podía ser de otra forma, no paraba de sonar el famoso concierto del maestro Rodrigo. En primavera tiene que ser ideal, ahora en verano con el calor, es un poco pesado.

Por lo demás, hemos aprovechado para comer con una estupenda amiga y para una visita rápida a Chinchón pero, sobre todo, para descansar.

Si alguna vez no tenéis claro vuestro destino, Aranjuez puede ser una buena opción.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

1 comentario:

Elena dijo...

Me encantó veros por aquí, a pesar del calor. Yo mañana me voy a mi primer destino, Edimburgo, en el que no pasaré de los 20ºC. Da un beso a tu santa esposa y tu retoño (a este una tila con el beso). Descansad y hasta pronto.