sábado, 27 de octubre de 2012

Influencias...


Tengo un amigo que piensa que, últimamente, me he convertido en una "mala influencia" para su hijo mayor. No os asustéis mis queridos lectores, es, simplemente, una broma entre amigos. Nada más alejado de la realidad que yo pueda ser causa de perdición de un adolescente. Sí, es una broma, no temáis, aunque si lo pensamos detenidamente todos somos, de alguna manera, "influencia" para otros sin darnos cuenta.

Recuerdo de pequeño que mis padres se preocupaban mucho sobre las amistades que frecuentaba en el colegio y en el instituto. A casi todos los padres les ronda en la cabeza la certeza de que los amigos y compañeros de estudios pueden influir de forma negativa o positiva en sus hijos. ¿Qué padre o madre no "investiga" con quién anda su hijo/a? 

No niego que existe el riesgo de que las "compañías" pueden ser el origen de los caminos por los que pueda transcurrir la vida de nuestros hijos. Soy más partidario de creer que, si los hijos tienen claras determinadas ideas y conductas trasmitidas por padres y educadores, en ese orden necesariamente, nuestros hijos elegirán caminos que les lleven a la felicidad y el éxito, siendo así, menos vulnerables a las "malas influencias". Creo que la vacuna ideal para las combatir malas influencias es la comunicación fluida y de "ida y vuelta". A veces da "reacción" pero siempre ayuda a prevenir y, sobre todo, a curar.

Todos hemos recorrido ya una parte del camino de nuestra vida. En ese camino nos hemos encontrado con "buenas" y "malas" influencias. Sumar unas y restar las otras, depende de los valores y asideros que nos hayan trasmitido, de los anclajes que nos hayan enseñado y ofrecido para confrontar la realidad. Antes eran nuestros padres los que se preocupaban de nuestras amistades y, ahora, nos toca a nosotros. Son las vueltas de la vida. Recordar la vacuna... ¡hace milagros!

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

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