viernes, 21 de junio de 2013

En el Día Internacional de la Música.


Hoy, 21 de junio, se celebra el Día Internacional de la Música, así que no podía dejar de publicar una entrada que tuviera una relación directa con la efemérides.

Por motivos profesionales he conocido a una descendiente directa del compositor Luigi Boccherini. Ha sido un hecho casual que, al haber coincidido con el hecho de que se ha celebrado, recientemente, el 270 aniversario del nacimiento del compositor italiano y de que es uno de mis compositores preferidos, creo que le da derecho a tener una entrada propia en el blog.

Luigi Boccherini nació en la ciudad de Lucca a mitad del siglo XVIII en una familia donde la música era el pan de cada día. En un ambiente propicio, su genio no tuvo problemas para aflorar y destacar desde muy pronto.  Su talento le hizo viajar para avanzar en sus estudios y perfeccionar la técnica por la Roma de los Papas, la Viena de los Emperadores y el París de los filósofos ilustrados. Al final, Boccherini terminó recalando en Madrid al servicio de D. Luis Antonio de Borbón, hermano del rey Carlos III. 

Madrid fue para el compositor italiano la mayor fuente de inspiración que tuvo en su carrera. De esta etapa son frutos su música de cámara, sus cuartetos y quintetos para cuerda. En Madrid alcanzó sus máximos momentos de fama y gloria. Sin embargo, la suerte no fue su mayor aliada y, por motivos nada musicales, la boda morganática del infante don Luis y su destierro a Arenas de San Pedro (Ávila), obligó a Boccherini a abandonar Madrid y acompañarle a ese remoto lugar. Gracias a sus contactos con las editoriales europeas, pudo superar ese aislamiento y seguir difundiendo su música por Europa.

A la muerte del infante, su patrón y mecenas, pudo volver a Madrid. Viudo y con seis hijos, el músico consigue reponerse gracias a que el rey de Prusia, Federico Guillermo II, le nombra compositor de su corte en Berlín con la prerrogativa de no tener que residir allí, solo enviar las partituras.

Los años finales de Luigi Boccherini no fueron especialmente buenos. Viudo por segunda vez, muerto el rey prusiano, su mecenas, su vida fue menguando muriendo a los 62 años. Fue enterrado en Madrid, la ciudad que le vio triunfar, pero luego, en 1927 su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal donde descansa en el Panteón de Hijos Ilustres de Lucca.

Boccherini compuso una gran cantidad de obras musicales. Sin embargo, hay una que destaca sobre las demás, y que a mí, personalmente me gusta mucho, me refiero a la Música nocturna de las calles de Madrid. Compuesta en 1780, Boccherini se inspiró en la bulliciosa vida del Madrid ilustrado y se hizo famosa desde el momento de su estreno. A mí, escucharla me evoca siempre los momentos felices, solo y acompañado, que he vivido en la villa y corte de Madrid.

La "ritirata", parte final de la composición, ha sido utilizada, entre otras, como banda sonora de la serie de televisión "Goya", de la película "Master and Commander" (vídeo a continuación) y de la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas de Barcelona 92.


La vida de Boccherini puede compararse a los hombres y mujeres que dejan sus países de origen para instalarse en otros. Que buscan otros escenarios donde desarrollar sus potencialidades. A nuestro compositor la vida le fue agridulce, pero por encima de todo, se superó y nos dejó su música que vivirá por siempre.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

domingo, 12 de mayo de 2013

Buenos vecinos...


Hemos asistido, este fin de semana, a la boda de la hija de Manuela, una de las vecinas de mi madre de toda la vida. Mi madre y ella llevan más de cuarenta años compartiendo la vida. Juntas han vivido grandes acontecimientos como nacimientos, cumpleaños, enfermedades, bodas... pero también la vida cotidiana, que es en la que se fraguan las buenas amistades. Sus cuatro hijas, mi hermana y yo hemos vivido a la sombra de esa buena vecindad que, en estos tiempos, se está perdiendo en las comunidades de vecinos.

Manuela y mi madre, se ayudaban sin esperar nada a cambio. Cuando había que dejar los hijos con alguien, ahí estaban ellas, cuando te faltaba un poco de sal o una patata para hacer la tortilla, a horas en las que la tienda estaba cerrada, ahí estaban también y si llovía y tenías ropa tendida, no faltaba el aviso para recogerla antes de que se empapara. Con Manuela y su familia nos hemos reunido muchos 31 de diciembre para tomar las uvas y en la tarde de Reyes no se cortaba el rosco hasta que ellos llegaban. Y entre los niños, si de jugar se trataba con sus hijas, especialmente, con Almudena y Montserrat, hemos jugado hasta caer rendidos.

En los tiempos que corren, los vecinos ya no lo son tanto. Más bien, los vecinos son, ahora, esas personas que viven en tu mismo bloque y con los que cruzas un simple saludo cuando te los encuentras en el ascensor. No es que te lleves necesariamente mal con ellos, es que simplemente no te llevas. Los tiempos cambian y ahora vivimos de forma más independiente y sin "necesitar" del otro. Son redes de otros tiempos, de otra manera de entender las relaciones. Me consta que aún quedan buenos vecinos al estilo de Manuela y mi madre, pero empiezan a ser una especie en extinción.

La crisis ha puesto de manifiesto este decaimiento de las buenas vecindades. Cuando la vida te iba mal, la familia y los vecinos se echaban una mano y se ayudaban a "capear el temporal". Ahora si la vida te viene mal, la familia, si la tienes, puede que te siga ayudando, pero los vecinos escasean o ya, simplemente, no lo son.

Cuando veo a mi madre y a Manuela juntas recuerdo esos tiempos en los que, en tu bloque, no eras solo un inquilino más, sino un vecino al se que le conocía y reconocía por su nombre.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Bond, James Bond...


Se cumple este mes de mayo, el cincuenta aniversario del estreno en España, del primer film de James Bond que llevaba por título "Dr No". En realidad, su estreno mundial había tenido lugar en Londres, en octubre de 1962, pero como aquí todo llega con cierto retraso, el cumpleaños feliz hay que cantarlo, en español, en 2013.

James Bond se convirtió, desde su aparición en el cine, aunque ya era conocido por las novelas de Ian Fleming, en el agente secreto más famoso de todos los tiempos. Indiferente o adorado para unos, denostado por otros, es, sin embargo, y eso es indiscutible, un personaje indispensable cuando pensamos en el cine de acción de la segunda mitad del siglo XX. 

Connery, Dalton, Moore, Brosnan, Craig se han metido, con mayor o menor éxito, en la piel del espía que tiene "licencia para matar" y que, aún, sigue "al servicio secreto de su Majestad". Otros, como Orlando Bloom, Mel Gibson o Russell Crowe dejaron pasar, para bien o para mal, su oportunidad de pasar a los anales del cine como un hombre con futuro pues para él "el mañana nunca muere"

El mundo que vio nacer, para el celuloide, a James Bond era tan convulso como el que vivimos actualmente.   Ahora, es una crisis económica que arrasa con las condiciones de vida de millones de personas, entonces, una crisis nuclear entre EE.UU. y la URSS que puso al mundo al borde del abismo. En ese escenario, el espía que "solo vive dos veces" tuvo que afrontar sus propias batallas. En medio de crisis mundiales y enfrentado a grandes villanos, Bond, salió siempre triunfante y rodeado de maravillosas chicas. Ahora, en "Skyfall", su última película, a punto a estado de quedarse sin trabajo como millones de sus coetáneos. En estos tiempos en los que está el "panorama para matar" nadie estamos libres de correr graves peligros.

Viajero incansable, sus aventuras le han llevado por todo el mundo. En España también recaló. Ha visitado ciudades reales que se interpretan a sí mismas como Bilbao o ciudades que interpretan a otras, como le pasó a Cádiz que se metió en el papel de su hermana cubana. Frente a inmortales edificios de París, Estambul o Shangai o recorriendo las calles de Hong-Kong, Nueva Orleans o San Petersburgo, James Bond es, en sí mismo, una fabulosa guía de viajes.

De su paso por Cádiz, os dejo un trío fabuloso formado por el agente secreto, su chica bond y nuestra playa de La Caleta.


¡Felicidades Sr. Bond! Brindaré con un "martini con vodka, mezclado no agitado" o con una copa de Bollinger por sus próximos 50 años.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 22 de abril de 2013

Adiós, mi bici, adiós...


El mes pasado mi bicicleta que llevaba conmigo casi tres años se fue, creo que para siempre. Cuando una mañana de lunes bajé al garaje para coger mi coche, me percaté que mi bicicleta había desaparecido. Me quedé de piedra cuando me di cuenta que algún amigo de lo ajeno había decidido dejarme sin mi compañera de paseos.

Tengo que reconocer que, dejar la bici con un simple candado en el garaje, era tentar mucho a la suerte, pero yo siempre he sido un sentimental y he confiado en la bondad de los desconocidos. Iluso de que quizás, algún equipo del CSI o de la UCO o por qué no las herederas de los Ángeles de Charlie encontraran mi bici y "redimieran" al ladrón. Me fui a la Comisaría de Policía a poner mi denuncia y, allí, un educado agente me tomó nota, me entregó la copia de la denuncia y me despidió con cara de condescendencia como diciendo "chico, vete comprando otra por que, lo que es la tuya, no la vuelves a ver en tu vida".

Y así, una mañana de marzo, mi bici y yo dejamos de ser pareja de hecho para pasar a ser dos amantes en la distancia y la soledad. Ahora, me paseo en otra bici más pequeña y más extraña que mi hijo muy generosamente me presta cada vez que quiero. Ya lo dice el refrán "a rey muerto, rey puesto" y yo, que intento ser práctico por encima de otros sentimentalismos, acepto sin remilgos el ofrecimiento de mi hijo y he vuelto a salir al mundo pedaleando...

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

jueves, 11 de abril de 2013

Pacem in terris...


Desde hacía tiempo tenía ganas de dedicarle una entrada a Juan XXIII. La oportunidad me la ofrece el hecho de que hoy, 11 de abril, se cumplan 50 años de que se publicara su última encíclica. La tituló "Pacem in terris"  y la subtituló de forma impresionante: "Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad". La encíclica fue prácticamente su testamento espiritual y el "Papa Bueno", como quiso llamarle el mundo, la dedicó, con gran espíritu acogedor, además de a los creyentes, a todos los hombres de buena voluntad.

La "Pacem in terris" buscaba iluminar al mundo sobre la importancia de vivir de forma pacífica y en armonía en la tierra y los caminos que hay que recorrer, en todos los ámbitos de la vida, para alcanzar la paz mundial definitiva. Redactada partiendo de la idea de que la persona, dotada de derechos y deberes, es el eje de la convivencia, Juan XXIII, atento a los signos de los tiempos, incluyó en su encíclica el apoyo a la legítima libertad de los pueblos colonizados, condenó el racismo, reivindicó el papel de la mujer en la vida pública y  demandó la ética política y el bien común. 

El pontificado de Juan XXIII solo duró cinco años. Se dijo cuando fue elegido que sería un Papa de transición. Más bien, creo que fue el Papa de la revolución que necesitaba la Iglesia Católica desde hacía años. La convocatoria del Concilio Vaticano II, que concluiría Pablo VI, supuso para la catolicidad un punto de inflexión en su vida interna y en su relación con el mundo. Juan Pablo II lo beatificó en el año 2000 como reconocimiento a su aportación a la vida de la Iglesia por ese excepcional hecho. Creo que ese "milagro" ya le hubiera valido la canonización.

El Papa Francisco ha declarado que la "Pacem in Terris" es "hoy un estímulo para empeñarse siempre en promover la reconciliación y la paz a todo nivel". 50 años después la encíclica sigue siendo un referente para el apoyo a las causas que buscan la paz y la reconciliación en este mundo en el que, desgraciadamente, aún existen muchas guerras y divisiones.

Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

lunes, 1 de abril de 2013

La vida breve...


Un día como hoy, pero en 1913 tuvo lugar, en el Casino de Niza, el estreno mundial de la ópera "La vida breve" del compositor gaditano Manuel de Falla. Compuso Falla esta obra para un concurso de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. Ganó el primer primero que consistía, entre otras cosas, la representación de la ópera en el Teatro Real de Madrid. Sin embargo, esa parte del premio nunca tuvo lugar y, Falla, cansado de esperar, decidió buscar su puesta en escena en otros lugares. Al final, fue la ciudad de Niza la que tuvo la suerte de presenciar el estreno mundial. El éxito fue inmediato y ayudó considerablemente a aumentar la fama de Falla. Al estreno de Niza, le siguió París ese mismo año y, al fin, Madrid en 1914. Salvando las comparaciones me recuerda la situación de Falla y su ópera a la de muchos españoles que buscan fuera de nuestras fronteras la proyección de sus vidas.

La obra, cuyo libreto fue escrito por el también gaditano Fernández Shaw, se desarrolla en el barrio del Albaicín de Granada y cuenta la trágica historia de Salud, mujer del pueblo que se enamora de Paco, hombre de clase alta y comprometido con Carmela, mujer de su misma condición. Paco engaña a Salud y no renuncia a su prometida. Al final de la obra, Salud muere de amor en la fiesta de bodas de Paco y Carmela. Compuesta en dos actos y en español, la opera cuenta con coros y danzas que la alejan del esteriotipo que sobre la ópera podemos tener en la cabeza. 

La vida de Manuel de Falla (1876 - 1946) se divide entre Cádiz, Madrid, París, Granada y Alta Gracia en Argentina. De constitución frágil era un hombre de una gran fortaleza interior y de fuertes convicciones cristianas. Profundamente impresionado por los sucesos acaecidos durante la Guerra Civil, entre ellos el asesinato de su amigo Federico García Lorca, decidió exiliarse en Argentina. Quizás la frase que solía decir a menudo: "me siento español cuando estoy en el extranjero y extranjero cuando estoy en España" explica la vivencia de su país. Una vez establecido en Argentina, ya no quiso volver nunca a España pese a las ofertas del General Franco. Solo lo hizo muerto para ser enterrado en la cripta de la Catedral de Cádiz. 

"La vida breve" cumple hoy 100 años desde que el público pudo presenciarla por primera vez. Para celebrarlo, os dejo una de sus piezas más famosas: la Danza.


Hasta la próxima, suerte y bendiciones.

sábado, 30 de marzo de 2013

He vuelto...


Nunca había pasado tanto tiempo como el que ha transcurrido entre la última entrada del blog y ésta que estoy escribiendo y que, ahora, vosotros estáis leyendo. Dos largos meses en los que han acaecido muchas cosas. Quizás la más importante, para este blog claro, es que ha pendido sobre él la posibilidad de verse en la "cola del paro" de los blogs. Por diversas causas, "Dímelo en el blog", ha estado a punto cerrar o, en el mejor de los casos, de convertirse en una página de Facebook. No voy a aburrir enumerando las causas, tampoco son tan relevantes y, además, como al final ha logrado salvarse, eso ya solventa todo lo anterior.

Volver el Sábado Santo, día del gran silencio, es también un síntoma de recuperación en el autor del blog. Parlanchín donde los haya, esta entrada es una declaración de intenciones de que todavía queda mecha para quemar. El blog de mi amiga Pilar de Piedra también está abandonando su letargo... será la primavera que los blogs altera... o quizás una intuición de que algo está cambiando a nuestro alrededor...

Tras el gran silencio de hoy Sábado Santo, vendrá el explosión de luz y alegría del Domingo de Resurrección. Para los creyentes la fiesta más grande, para el resto... bueno, como dice el Papa Francisco todos somos hijos de Dios, así que algo tan bueno no hace mal a nadie.

¡Feliz Pascua, feliz primavera y hasta la próxima suerte y bendiciones para todos!