Cada vez que veo un telediario o leo en un periódico una crónica política, soy preso del desánimo. Por mi edad, voy teniendo cierta perspectiva histórica y hago algunos análisis, a veces de andar por casa, pero análisis. Viví parte de mi infancia bajo el mandato de Franco, donde todo era silencio, miedo y opresión. Más tarde, durante los años de la transición, fui testigo de un momento privilegiado: un camino hacia la democracia, hacia la convivencia. Mucha ilusión y muchas ganas de alcanzar la LIBERTAD durante tantos años secuestrada.
Me admiran aquellos políticos llenos de entusiasmo que entregaron su vida por el servicio a una causa común: iniciar y consolidar un estado democrático. Sin duda el diálogo y el consenso entre los grupos políticos causó ese enorme logro social. Lejos quedaron aquellos alegres años en lo que todo estaba por hacer. Los políticos que han tomado el relevo, y me causa mucha tristeza el decirlo, cada vez me defraudan más. Los últimos casos de corrupción, fraude, prevaricación, hacen que me lamente y me indigne. ¡No es justo! No son dignos herederos de aquellos que le entregaron el testigo para intervenir en los asuntos públicos. No deben olvidar que en el Parlamento, nos representan a todos los españoles, que están allí porque un día les votamos y tienen el deber de prestar un servicio a aquellos que un día le dieron su confianza. Eso es sagrado. Pero ¿qué hacen? algunos reducen su función a causar crispación, otros a descalificar a los compañeros, otros llevando la contraria por sistema. Pienso que el político debe estar vocacionado a su profesión y, si está involucrado en asuntos turbios, que se vaya a su casa o mejor a la cárcel. En la mente de una persona que se dedique al noble oficio de ser político debe regir la honradez, la coherencia de vida, la transparencia en su gestión y el compromiso con la sociedad. Deben estar dispuestos a reconocer sus errores y a dar todas las explicaciones necesarias sobre su tarea política.
¿Qué imagen de la política y los que la ejercen se está transmitiendo a nuestros jóvenes? Os propongo un poco de reflexión. Sin ánimo de anclarnos en el pasado, no olvidemos nuestra trayectoria política y no volvamos a caer en errores pasados que deben haber quedado superados.
Hasta la próxima, suerte y bendiciones.
1 comentario:
Buenísimo comentario,me ha gustado mucho y estoy de acuerdo contigo Antonio.
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